28 abr. 2025

Ciclón de plagueos tras una nueva eliminación de Cerro en la Libertadores

Azulgranas calificaron de vergonzoso el arbitraje en el torneo de la categoría Sub 20 y el trato de la organización que los mandaron a un hotel que hacía agua.

Equipo Cerro Porteño Sub 20

Cerro Porteño

En Cerro Porteño, más que dolor, hubo un sentimiento de rabia luego de caer sobre la hora en la semifinal de la Copa Libertadores Sub 20 ante Independiente del Valle.

Los juveniles azulgranas se sintieron perjudicados por las decisiones del juez central Edwin Ordoñez. “El arbitraje estuvo en contra nuestra todo el partido y cuando tuvimos las ocasiones no lo pudimos hacer. Muy malo el arbitraje”, remarcó el portero del Ciclón Javier Talavera.

El principal reclamo del equipo paraguayo fue que a los 24 minutos del primer tiempo el soplapitos peruano no se animó a echar y solo le mostró la amarilla a un jugador ecuatoriano que le prendió uno con su antebrazo a Alexis Fariña en la cara.

La indignación cerrista se vio reflejada en el vicepresidente Ariel Martínez, que antes del inicio del segundo tiempo expresó a los gritos su molestia contra el referí desde las gradas.

“Son una vergüenza. En un torneo juvenil venís a hacer esto. Sos una vergüenza. No tenés vergüenza de lo que haces. Sos una vergüenza”, gritó varias veces.

Increíblemente, en el posterior análisis de la jugada con los audios del VAR, los de la Conmebol consideraron que la amonestación estuvo bien puesta ya que el golpe no fue con el codo, no hubo movimiento adicional y la intensidad fue media.

Incomodidad azulgrana

Tras el partido se filtraron en las redes sociales videos del precario hotel donde esperó la delegación azulgrana el crucial juego semifinal.

Resulta que el lunes, de los cuatro clubes hospedados en el mismo lugar, llamativamente solo a Cerro la organización lo invitó a desolojar y mudarse a otro sitio. Ese día, según trascendió en los medios, el plantel estuvo recorriendo por las calles de La Serena, Chile, desde las 13:00 hasta las 21:00.
Al ser reubicados se encontraron con un hotel en mantenimiento que tenía goteras por todos lados y no tenía las comodidades necesarias para albergar a un equipo de fútbol.