30 abr. 2025

Vivir una mentira o elegir el amor propio

Historia de Pedro

amor propio.jpg

escath.com

“Hace más de 5 años que vivo con mi pareja, actualmente la relación está en un momento ‘normal’, sin problemas mayores. El año pasado decidimos seguir después de un episodio muy complicado, donde nos lastimamos mucho, y desde entonces pienso mucho en qué hubiera pasado si no nos reconciliábamos. A veces creo que era lo correcto separarnos”

Se suele decir que cuando la relación está basada en el amor verdadero, cualquier situación negativa, peleas y diferencias se pueden solucionar. A menudo pensamos o queremos creer que nuestra relación es indestructible. Pero hay que tener en cuenta que el amor, por más fuerte que sea, debe alimentarse cada día, nutrirlo, actualizarlo.

Nos gusta pensar que por amor se puede perdonar todo. Pero hay otro amor, el amor propio, ese amor que te dice que eres lo más importante y te dice hasta cuándo vas a soportar. Las personas se casan en tiempos del enamoramiento, en donde todo es color de rosas, llenos de ilusiones y románticos proyectos, pensando que siempre será así, pero con el tiempo, van tomando importancia otros factores vitales para evolucionar como pareja y como familia.

Es allí donde la pareja se pone a prueba y aparecen los problemas financieros, laborales y personales; la paciencia y la tolerancia se debilitan, ya no hay tiempo para el romance, aparecen culpas, reclamos, surgen infidelidades y todo se vuelve oscuro y confuso. Buscamos excusas y justificaciones sobre nuestras actitudes, errores y decisiones, y no es que no haya amor, sino que olvidamos alimentar la relación y muere por falta de atención.

En ocasiones preferimos dejar pasar algunas situaciones que nos incomodan, restar importancia para no echar más leña al fuego y, en lugar de hablarlo a tiempo, lo postergamos sin pensar que esas pequeñas situaciones se van acumulando y creciendo como una bola de nieve, llegando a un punto de volverse incontrolable y peligroso. Comenzamos a agredir, ofender y herir sacando la parte más oscura de nuestro ser. Y entonces llega el momento de preguntarse si vale la pena seguir intentándolo.

A veces, la pareja decide seguir junta por los hijos, por el qué dirán... viviendo una mentira que en algún momento puede terminar mal para todos. O también podrían sincerarse y elegir la separación, dándose a cada uno la oportunidad de recuperarse como personas y buscar su propia felicidad. Al final, todos somos el resultado de nuestras decisiones. No es fácil y es por eso que es recomendable buscar ayuda psicológica.

Psicóloga Terapeuta. Lic. Psicología General.
Doctora en Psicología Clínica.