Soy Tania. Tengo 30 años y mi marido también. Estoy casada hace 1 año con él.
Él es evangélico y yo por una cuestión tradicional de mi familia soy católica.
Pero a mí no es que me guste mucho el tema de la religión, pero mi familia es muy fanática. De hecho, en principio no aceptaron mi relación con mí pareja.
Lo mismo la familia de él porque encima él es hijo de pastores.
Religioso
Él sí está más metido que yo en la religión. El problema siempre fueron nuestras familias.
Para casarnos tuvimos que casarnos por la iglesia católica y cristiana, imaginate.
Me casó un pastor y después un pa’i. O sea una a ceremonia para la familia de él y otra para mí familia.
Ya se dio cuenta
Ahí ya me di cuenta del desastre que se veía venir. Yo accedí a todo porque no me quiero estresar. Para darles el gusto.
Pero ya después de casarnos era la pelea por en qué iglesia íbamos a ir, a la católica o evangélica.
Debíamos ir porque nos invitaban y si no íbamos a uno era el reclamo de mi familia más de por qué vamos a la iglesia evangélica y ahí no.
Dos posturas
Estamos en medio de las dos familias y es que son demasiado radicales.
Ahora el problema es que estoy embarazada de 6 meses y ya nos apuran de dónde le vamos a bautizar a mi beba antes de que nazca.
Yo no sé cómo lidiar con mis padres porque ya tienen edad y no entienden.
Son muy especiales.
Presión
Como esposa y futura mamá me siento presionada, y más con mi embarazo, me es imposible seguir aguantando a la familia de mi esposo y a la mía propia.
Todos se quieren meter y nadie respeta mi decisión.
Mi esposo tampoco se planta para frenarle a sus padres y decirles que como pareja, vamos a optar por la religión que más nos motive espiritualmente.
Mi mamá
En el otro extremo del problema le tengo a mi mamá, que es ña María iglesia. Me dice que apenas nazca mi bebé, ya debemos buscar madrina y padrino y bautizarle para que sea cristiana y no el pase nada. Que debe ser bautizada sí o sí por la iglesia católica como todos sus hijos.
Mi suegra por su parte, también quiere que se bautice mi bebé, pero los evangélicos tienen otro rito, no se bautizan de bebé. Para mí es una locura todo.
Y mi marido si que se somete mucho también a la opinión de su familia y ya nos peleamos mucho. ¿Cómo salimos de esta situación?
Es evidente que ambos se encuentras atados a una cadena familiar, en este caso de la religión y la influencia que tiene ambas familias. Lo primero que deben hacer es aprender a ganar esa independencia como pareja. Aquí deben hablar ustedes como pareja, qué desean para su vida y sus hijos, sin esto no podrán sostener una relación sana donde todos se meten, y poner límites no significa, maltratar o decir mal las cosas, deben aprender a saber qué desean como pareja. Aprendan a negociar entre ustedes, pero mientras ustedes sean títeres de sus familias será imposible llegar a un acuerdo.