Me casé muy enamorada y muy joven. Cuando le conocí a J. Sabía que era el hombre de mi vida. Desde siempre tuve esa idea que estaría carnalmente con la persona con la que me iba a casar y sería para siempre.
Vivía en un “cuento de hadas”, ocupada en mi hogar, con mis hijos. Preocupada por su bienestar y acompañándolo en todo en su empresa y yo teniendo mi profesión.
Mis amigas siempre me tentaron que solo conocí “una cosa”, ya saben a qué me refiero, pero no me molestó nunca, me reía cada vez que me decían eso. Pero una terrible decepción llegó a mi vida.
Hace un tiempo, me enteré que mi marido me engañó porque la misma amante subió una historia en sus redes sociales, justamente para que yo vea. Lo hizo a propósito, porque me tiene en “Mejores Amigos” del Instagram. Hace 20 años que estoy con él y sé perfectamente su espalda, sus lunares y cicatrices.
La chica es más jovencita que nosotros. Es su secretaria y entró a trabajar, creo que hace poco menos de un año. Es la quinta o sexta secretaria que tiene en todo este tiempo que estamos juntos. Cuando me puse a reflexionar, pensé “será que las demás también estuvieron con él, por eso las iba despidiendo”. Y yo como tonta aguantando sus malos humores y todo eso.
Obviamente le reclamé. Hice print de pantalla. Cuando volvió de la oficina le mostré. Se puso blanco, rojo, de todos los colores, porque no sabía cómo disimular. Negaba, pero por su actitud sabía que era verdad.
Después que me vio destrozada y llorando pidiéndole que me diga qué fue lo que hice mal. Me admitió que tuvo un amorío con la chica. Culpó a las largas horas de trabajo y bla, bla, bla…
En ese momento, estaba muy vulnerable. Él era el pilar de la familia, como siempre le decía. Mis hijos, aunque ya están un poco grandecitos, no merecían saber este episodio y decidí perdonarle.
¿Venganza?
No me acuerdo ni cómo comencé a chatear con un ingeniero colega. Ambos éramos miembros de un grupo de WhatsApp. Se volvió algo así como mi confidente y sabe mi historia. Es atractivo, me llama mucho la atención. Hace un tiempo me propuso un encuentro íntimo. Casi como la canción de Ricardo Arjona, se ofreció a ser ese otro cuerpo que nunca me animé a tocar.
A mis 40 y tantos años, tengo un conflicto como una chiquilina ¿Quiero la aventura? Por supuesto. Fantaseo con ese momento ¿Tengo miedo? Estoy muerta de miedo. Una parte de mí grita venganza y otra parte de mí, solo quiere probar lo que no pude en su tiempo. Estoy entre la espada y la pared.
Muchas veces la venganza no es lo más correcto, más aún si van contra nuestros principios. Teniendo en cuenta tu relato, das a entender que el impase con tu marido ya está superado. Lo que te aqueja es si te vengás y a la vez tener experiencia con otra persona. Deberías contestarte estas preguntas, ¿vale la pena pagar con la misma moneda a la otra persona?
Si te urge tener una nueva experiencia con otra persona y considerás que no te afectará emocionalmente, quedará a tu criterio, pero si no es así, es recomendable asesorarte con un profesional . Más adelante, capaz que puedan hacer de terapia de pareja.