Es muy triste, cuando la mujer se convierte en una pieza más de la rutina de un hombre. Es lo que siento en este momento. Ignora sus emociones y sólo se enfoca en las suyas.
Al hombre no se le dificulta correr a otros brazos durante la relación porque sabe que puede volver a su sitio seguro. Entonces la mujer se acostumbra a no poner límites y a normalizar que todos los hombres son infieles.
Eso acepto. Soy Delfi y tengo 39 años. Conocí a mi marido Diego hace 10. Nos casamos al año de conocernos. Fue en una discoteca, en el cumpleaños de una compañera de trabajo.
De un tiempo a esta parte, cambiamos mucho. Los lugares que nos solían gustar, dejamos de frecuentar, calculo que por la edad o algo así. Los dos llegamos muy cansados del trabajo y después quedan los quehaceres de la casa al final del día.
Intenté de todo por llamar su atención. Para que me busque en la intimidad, compraba lencería casi cada semana y no había cómo lograr que me mirara como antes. Yo sé que cambié de aspecto físico seguramente.
Me di cuenta que tenía a otra. Eso me rompió en mil pedazos. Pero no me enojé con él. Me enojé conmigo. Por permitir tantas veces me tratara como mueble. Le encaré y le eché de la casa, pero a la semana volvió.
En un principio, no hablamos mucho del tema porque yo estaba muy afectada. No podía dormir bien, no comía. Le veía que se preocupaba realmente, al menos, eso me consolaba de alguna manera. Algo que solo yo me daba esperanzas.
Pero pasaron las semanas y me dijo que la presión que sentía era demasiada y que no iba a permitir que se hable de él. Admitió que era por su mamá principalmente. Ella le presionaba para que no nos divorciemos: “¿qué va a decir la gente?”, “¿cómo le vas a dejar?” y cosas así, le llenaba de esos mensajes.
En el fondo de mi corazón, intentaba aferrarme que era porque todavía sentía algo por mí, pero no. Tuvo que comprarse hasta una cama aparte para dormirse en una pieza que usábamos de depósito, porque no iba a dormir conmigo en esas condiciones. Le permití si qué quedarse, aunque no fue fácil.
Al ver que yo no cedía a sus pedidos de “perdón” y aunque le rogara que se fuera y me dejara en paz, él comenzó con que “iba a cambiar”, “que ya no va a suceder”.
Estoy dispuesta divorciarme, pero él dice que no, que ya dejó atrás su otra relación. Que fue un desliz, pero no le creo. Yo sé que conmigo ya no era feliz, pero se niega a hacer su vida, todo por seguir aparentando, creo. ¿Qué le lleva a un hombre a no querer separarse siendo infiel?
Respuesta de la psicóloga Alma Arámbulo
Hola, Delfi: Lo que le lleva a un hombre a no separarse de su esposa, puede ser el estatus económico, la comodidad del lugar donde vive, la costumbre, o algún sentimiento por la pareja. Pero lo que es verdaderamente importante es saber qué vos sentís y querés para vos misma, en este momento es de reflexión. Necesitás que te enfoques en vos y tu bienestar mental, para ser feliz en tu vida.
Si tenés algún familiar cercano que pueda recibirte por un tiempo. Sería de mucha ayuda que vos salgas de ahí si él no quiere irse. Porque estar bajo el mismo techo no beneficia a nadie. No te olvides, aquí lo que importa sos vos.