Soy Julián. Tengo 50 años y mi señora 40. Estuvimos juntos por 15 años. Pero hace dos días que se fue de la casa donde alquilábamos, se fue a vivir a lo de su mamá.
Ya hace unas semanas la veía enojada, cambiada, remataba por todo contra mí. Yo no entendía que le pasaba.
Yo salgo a trabajar todos los días, llego muy cansado. Y ella se dedica a vender yuyos frente a la casa de su mamá porque está bien ubicada.
Un día llegué y se estaba plagueando porque ella también trabaja y dice que yo no hago nada en la casa, pasa que yo estoy afuera todo el día, y ella solo labura de medio tiempo.
Discutimos muy mal ese día, y me dijo literal “vos me tenés como tu empleada y no como tu señora. Estoy cansada de lavar tus bóxers todos los días y por eso ya decidí irme”.
Yo me reí nomás, y me callé, me fui a dormir. Me desperté temprano, me fui a trabajar, luego volví y ya no le encontré a ella ni a nuestro hijo de 10 años.
Me golpeó mucho, y no entendí lo que pasó, por qué se fue. Siempre se quejaba de que no le ayudaba, y es verdad, pero yo ando muy cansado, porque laburo pesado, pero no creo que ese sea un motivo para dejarme.
Me fui junto a ella y le pregunté por qué hizo eso, y me dijo que ella me advirtió muchas veces que si no cambiaba de actitud iba a dejarme.
Volvió a repetirme que ‘está harta de lavar mis bóxers’, que ni si quiera fui capaz de comprarle un lavarropas decente, porque el que tenemos es semiautomática y debe lavar primero a mano.
Me reclamó que no le di nunca las comodidades que ella se merece supuestamente. Que ella va a encontrar un tipo que le tenga como reina, y no un arriero rye gua’a (con panza grande), que solo llegue a la casa a dormir y servirse como si ella fuera empleada.
Traté todo para que vuelva, le dije incluso que le iba a comprar su lavarropas, que iba a lavar yo mi ropa a mano si eso le molesta, que iba a limpiar la casa en mis días libres, pero no hay caso, ‘tárdema’, me dijo. ¿Realmente puede ser que se hartó de eso? ¿Puede ser que me haya dejado por otro tipo?
Apreciado Julián, en toda relación de convivencia, las responsabilidades deben ser compartidas y no medidas de acuerdo a los trabajos externos que cada uno tenga. En cuanto a la decisión que tomó ella, se debería analizar qué otras inconformidades y/o insatisfacciones tenga la misma, y estas situaciones dadas (limpieza, comodidades, etc.) solo sean agentes detonantes de la reacción. Deberían hablar sanamente, en donde ambos se comprometan en aportar para mejorar la convivencia, gastos, generar comodidad, ayuda en las tareas, reactivar de vuelta el gusto y la pasión entre los dos. Y lo principal darle el mejor ejemplo que pueda a su hijo, y que el mismo crezca dentro de una familia donde se respeta la igualdad y se valora el trabajo de cada uno y es el esfuerzo conjunto.