22 ene. 2025

“Mi marido es un amargado, todo el día está tova puku y ya no aguanto”

Ella ya no sabe qué hacer porque su esposo parece que vive de mal humor.

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Soy Mariela, tengo 43 años y mi esposo 46. Estamos casados hace 16 años.

Él siempre fue bastante serio y de pocos amigos. Nos conocimos a través de una prima suya, que era mi compañera de colegio y con quien siempre estuvimos en contacto igual después de graduarnos.

Me pareció muy lindo y me acerqué a él. Por más que no era de hablar mucho enseguida nos entendimos. Nos casamos y tenemos ahora dos hijos, uno de 11 años y el otro de 9.

Yo soy ama de casa y él trabaja en una empresa de lácteos. Hace mucho que está ahí y tiene estabilidad y buen salario. Tenemos una familia linda y yo hago que nuestra casita esté siempre hermosa y sea un verdadero hogar.

Nunca tuvimos problemas por infidelidades y a mí ni siquiera se me pasó por la cabeza estar con otro. Sin embargo, estoy harta de mi esposo porque es un amargado.

Al comienzo me dediqué a la crianza de mis hijos, que encima se llevan dos años nomás, y como que no me afectaba mucho porque estaba demasiado ocupada. Ahora que crecieron mis nenes y cada uno ya está en sus cosas y casi no me necesitan, me siento demasiado sola.

Miguel, mi marido, llega del trabajo y apenas saluda. Después mira fútbol en la tele o cualquier película, pero siempre con la cara larga. Le hablo y apenas me responde. Él no tiene amigos, yo le digo para salir y no quiere. Del trabajo a la casa y de la casa al trabajo.

En la intimidad todo bien, nos entendemos perfectamente. Sabe lo que me gusta y yo a él. Pero fuera de la cama, somos como dos extraños.

Me siento muy sola porque ya no tengo amigas. Antes venían a mi casa, pero luego dejaron de hacerlo, creo que porque les incomodaba la cara de Miguel, siempre tan serio, y que ni hablaba. Tal vez creyeron que él no quería que me visitaran, pero nunca se plagueó por eso.

Muy sola

No sé qué es lo que le falta para ser feliz. Yo le mimo, no estamos mal en lo económico y mis hijos son adorables, pero él vive tova puku.

También me siento culpable porque creo que debo ser su refugio y siento que no le hago feliz. Pero ya no sé qué es lo que tengo que hacer.

A veces pienso que va a ser mejor dejarle porque me siento muy sola y desdichada, quiero un compañero, no un mueble más que ni me habla. ¿Será que hay algo más que puedo hacer o ya no hay solución?

La respuesta:

Es posible que lo que estás experimentando tenga que ver con varias cosas: quizás Miguel no sabe cómo expresar sus emociones o tal vez se encuentre lidiando con cuestiones personales o laborales que lo hacen estar más distante y cerrarse en sí mismo. Sin embargo, este comportamiento no es excusa para su falta de participación en la relación. Es fundamental que hables con él de manera sincera y abierta, decile cómo te sentís, sin culpas ni reproches. Lo mejor es hablar sin prejuicios, en estos casos ayuda compartir lo que necesitás emocionalmente, pero también dejando claro que deseás un cambio para el bien. Si su actitud sigue siendo indiferente, tal vez sería útil considerar la opción de buscar ayuda profesional, como terapia de pareja, donde ambos puedan analizar lo que pasa en la relación. La felicidad en una pareja es responsabilidad de ambos, y si bien tu amor y dedicación son valiosos, no eres la única que debe hacer todo el esfuerzo, él también debe poner de su parte.

Psicóloga y sexóloga clínica.