Convengamos que utilizar filtros no tiene por qué ser necesariamente malo; sin embargo, es cierto que muchas veces las personas, en su afán de lucir perfectas como tanto exigen los tiranos cánones de belleza, tienden a excederse con los mismos, al punto de que muchas veces ya ni reconocemos a la persona de la foto.
De ahí que necesitamos todos continuar nutriendo principalmente nuestro amor propio. ¿Cuánto nos queremos a diario, qué hacemos que nos permita sentirnos seres amados, amparados y consentidos por nosotros mismos?
También, fortalecer nuestro autoconcepto, respondernos: ¿quiénes somos realmente, qué me hace genuina, cuáles son mis características? y, por supuesto, insistir en nuestra autovalía. ¿Nos valoramos tal cuál somos, qué muestras tengo de comportarme como persona de valor?
Querer lucir más atractivos es natural; sin embargo, ocultarnos tras los filtros puede ser señal del intento de ocultar complejos, inseguridades, falta de aceptación, temor al rechazo y sentimiento de insuficiencia.
Que grato es saber que todavía hay quienes, como vos, buscan algo más que belleza en las personas a las que pretenden tener en sus vidas; al final, todos somos mucho más que la imagen que proyectamos, esta es solo una partecita importante ciertamente, pero no por encima de cuánto somos en esencia y de manera integral.