Hola al equipo del diario EXTRA. Soy José, tengo 30 años. Estoy de novio con una chica que se llama Jessica, tiene 26 años. Ella y yo tenemos una relación de dos años. Es la chica de mis sueños, la más codiciada de mi ciudad.
Yo la verdad que soy un váiro, para qué te voy a mentir, ella a mi lado es una princesita. Se caracterizó siempre y lo que me enamoró de ella es que es una chica de familia.
Al menos es lo que muestra todo el tiempo y no quiero referirme mal a nadie, pero me di cuenta que tenía otra cara.
Yo era muy boludo, su familia le tiene gua’u muy controlada y no permiten que se vaya a cualquier lado conmigo. Incluso su mamá me empezó a decir cómo debo vestirme, me quiso elegir mis amistades, diciéndome con quien está mal visto que me junte. Llegué al punto de dejar de lado a amigos por ese motivo.
Me preguntaban todos por qué no respondía los mensajes cuando me decían para ir a jugar partido, les decía nomás que no vi, o cosas así.
Ropa
Me sometí mucho a las exigencias de mi novia como de mi suegra. Gastaba mucho en ropa para agradarle, pero como te digo es la chica más deseada, más soñada de la ciudad. Yo tengo mi negocio propio, pero igual tampoco es para gastar tanto. Me pedía llevarle a lugares caros, y yo todo enamorado le complacía.
Pero pasa que hace unos meses mi novia empezó a cambiar mucho de actitud la verdad. Me cancelaba los encuentros, me decía que no me iba a poder recibir porque estaba con sus amigas.
Los días que para ella era sagrado vernos ya no nos veíamos porque siempre estaba ocupada. Luego empecé a sospechar que algo pasaba, no sabía si era infidelidad o simplemente que ya se aburrió de mí. Lo último para mí era más creíble.
Amigo
Pero un día, un amigo me llama y me cuenta que casi todos los días, a eso de las 12 de la noche ella se subía a una camioneta lujosa, polarizada.
El amigo que me contó eso vive en frente mismo de su casa. Lo más loco es que conmigo no podía salir ni a la esquina, casi no teníamos sexo porque sus papás no le dejaban salir. Le seguí y directo fueron a un motel. Le encaré y lloró muchísimo, me pidió perdón. No me deja en paz y no sé qué hacer porque le quiero demasiado yo. Quiero cortarle, pero viene a llorarme y estoy a punto de caer. No sé si perdonarle, si irme de la ciudad ¿Qué hago?
La respuesta: