31 ene. 2025

“De ser la nuera preferida de mi suegra, ahora soy la más odiada”

Yamila dice que, cuando era novia, la doña no se metía en su relación.

suegra.JPG

La convivencia entre suegra y nuera no suele ser nada fácil en muchas ocasiones.

Ilustrativa.

Hace unos meses que estoy casada con Julio. Yo soy Yamila. Él y yo andamos desde la época del colegio, ya son 12 años. Desde los 15 años sería.

Cuando era la novia, era la más querida por todos en la familia, ya había otras dos nueras porque tiene hermanos mayores, pero a mí me quería demasiado mi suegra, y mi cuñada era luego mi amiga. El tema es que de principio no se metían mucho en nuestras cosas.

Y cuando hacían comentarios fuera de lugar o se les escapaba en ese momento alguna que otra frase incómoda, yo hacía pasar nada más y tomaba como broma.

A mi suegra la conozco desde chiquitita porque somos del mismo barrio, y siempre la admiré porque sola crió a sus 3 hijos varones y una nena, tras quedarse viuda.

Metida

La cuestión cambia cuando yo me caso con él hace unos años. O sea, mi suegra empezó a ser mucho más metida en cosas de mi casa. Es cierto, nos dieron una casa que tienen cerca de la suya para vivir, también nos ayudaron mucho en todo el proceso de iniciar nuestra vida familiar, la mudanza, nos regalaron electrodomésticos y esas cosas.

Yo agradezco todo eso, pero me di cuenta de que si no les paraba hasta me iban a querer elegir el color de sofá que debo comprar o incluso la ropa que debo ponerme.

Mi cuñada también se mete, pero como es amiga mía se ataja más. Le hablan mucho también otras amigas al decirle eso de que cuando uno tiene familia recién se sabe lo que es que se metan en tus decisiones.

Trata medio de pararle a su mamá cuando se da cuenta.

Pero de ser la nuera preferida de mi suegra, pasé a ser la más odiada, porque como vivimos cerca, tiene más oportunidades de meterse en lo que no le importa y yo le paro constantemente.

Empecé a decirle las cosas directamente para que no se meta más. Ahora habla pestes de mi, ya no me habla cariñosamente y hace todo muecas o gestos cuando me ve. Mi marido no se mete, es una estatua que está ahí.

¿Qué puedo hacer en este caso? Ya no aguanto más, quiero alquilar nomás y vivir lejos, pero eso sí no quiere hacer mi marido.

La respuesta:

Casado, casa quiere” se suele decir, pero en mi opinión antes de salir corriendo podrías hablar de nuevo con tu esposo sobre cómo te sentís. Decile que, aunque agradecés la ayuda de su familia, te cuesta lidiar con la invasión constante de su madre en tu vida personal. Pedile su apoyo para poner límites claros con ella, ya que es importante que te sientas respaldada por él. Segundo, establecé límites firmes, pero respetuosos con tu suegra. Hacele saber que, aunque valoras lo que hace por vos, hay aspectos de tu vida como pareja que prefieres manejar por vos misma, y recordale que hay decisiones que son personales. Mantené una postura tranquila, pero firme, para evitar que siga invadiendo tu espacio. Finalmente, si la situación se vuelve insostenible y tu pareja sigue sin involucrarse, considerá buscar ayuda externa, como terapia familiar, para mejorar la comunicación y encontrar soluciones que protejan sobre todo tu bienestar.

Psicóloga y sexóloga clínica.