
“Pero no nos compares con Atyrá”, me había respondido Arnaldo Samaniego el día en que cumplía 100 días de gobierno municipal, en 2011, a la pregunta de por qué en Asunción no se puede hacer lo mismo que en la ciudad más limpia del país.
Tranquilo, intendente, obvio que es imposible comparar a la capital con esta ciudad de Cordillera. Pasaron cuatro años de esa pregunta y siguen las mismas basuras y los mismos baches en los mismos sitios. Ayer, el actual intendente de Atyrá, Martín Muñoz, refrescaba en contacto con Cardinal AM una ordenanza de los años 90’ que rige hasta hoy. La norma prohíbe la propaganda proselitista en las calles. “Igualito” que en Asunción y otras ciudades, nadie puede ensuciar con afiches ni pasacalles, por lo que los candidatos se ven obligados a generar otras formas para hacer su campaña; como reuniones, caminatas o visitas casa por casa. Si no cumplen con la ordenanza, la municipalidad se encarga de retirar toda propaganda.
Según Muñoz, la misma ciudadanía le retira el voto. Solo los autos pueden portar estas propagandas. ¿Por qué Gran Asunción no puede hacer lo mismo que Atyrá? Por inoperancia y desinterés de sus intendentes, que buscan el rekutú sin haber tapado un bache. Se enriquecen con el dinero público sin haber hecho un ápice de política, solo buscan su bienestar y poder para mamar de otros cargos más altos, cada vez.
Feliciano Martínez Morales, intendente de Atyrá entre 1991 y 1996, logró convertir al entonces pueblito en la ciudad más limpia del país, séptima en América y octava en el mundo, dando él mismo el ejemplo, saliendo él mismo a limpiar con una escoba y concienciando a los pobladores.
Samaniego no quiere que su proceso sea comparado con el de Atyrá, prefiere que se compare a Asunción con Buenos Aires u otras ciudades grandes, que tampoco pueden con la basura. Mentira. No es imposible, es cuestión de proponerse y ejecutar el presupuesto como se debe y sin malversar. Hágalo, el pueblo se lo manda.