
Estoy podrido de estar pendiente del retrovisor en cada semáforo, estoy podrido de salir de casa verificando si tengo monedas para evitar que me rayen el auto, luego de ser sorprendido con un chorro de agua en el parabrisas del vehículo, estoy podrido del “a la vuelta patrón” que termina en una fuerte discusión, cuando en verdad no me sobran monedas.
Estoy podrido del dinero extra que tengo que calcular cada vez que voy a ir a la universidad, a hacer un trámite, a un cumpleaños, a una obra de teatro, a un concierto ni que decir. Estoy realmente podrido de la discusión del “pagame ahora”, “te pago a la vuelta”, “es adelantado”, “yo no tengo la culpa si le pasa algo a tu coche”.
Estoy seguro que mis enojos son los enojos de muchos de ustedes. Por supuesto que, estamos podridos de salir a las calles y, además, de todos nuestros problemas cotidianos, tener que enfrentar otros que se deben estrictamente a la inacción de las instituciones. Sí, dije a la inacción de las instituciones y no a la falta de normas.
En Paraguay, 3.000 abogados se insertan por año al mercado laboral, por cada ingeniero que se gradúa hay 5 abogados. Nos encanta reducir todo a lo jurídico y al final dejamos de notar que, la solución está en nuestras narices. No puedo creer que exista una ordenanza que pretenda multar a limpiavidrios y si no los multa mandarlos a la cárcel. Disculpen, pero es casi tan estúpido como Portillo presidiendo la comisión de lucha contra el narcotráfico del Congreso.
El problema no es el limpiavidrios, pero es la violencia a la que nos someten en los semáforos, a que actúen como peajeros a la vista de todos. El problema tampoco es el cuidacoches porque hay algunos que lo que hacen es lavarme el auto y con gusto termino pagando; el problema pasa por los que extorsionan.
Las leyes están redactadas y lo que hay que hacer es cumplirlas. Acá hay que encarcelar violentos y extorsionadores. Cumplan con su trabajo y hagan que perdamos el temor a salir a las calles. Muchos estamos podridos de los limpiavidrios y los cuidacoches. Yo estoy podrido de la manera en la que pierden el tiempo discutiendo ordenanzas con temas que hace rato están resueltos en la ley.