“El sueño de la casa propia”, una frase entrañada en la pobreza de un pueblo laburador y tremendamente perjudicado por la corrupción de la clase política.
En busca de hacer realidad ese sueño, un adulto trabaja durante toda su vida por 12 horas diarias y, la mayoría de la veces, sin los derechos básicos.
Froilán Peralta es una de esas personas. Un hombre noble, honesto y luchador.
Durante la pandemia trabajó como personal de limpieza en el IPS y denunció la falta de pagos y de seguro social. Luego, se lanzó como guardia de seguridad.
En un día de guardia, no dudó en arriesgar su vida para salvar a un niño atrapado por un gran raudal.
El cúmulo de acciones loables le permiten hoy poder disfrutar de un cambio radical en su vida. Consiguió un buen trabajo y ahora también recibió un terreno donde poder edificar el hogar para su familia.
El karma llega tarde o temprano y todo lo que nos sucede son solo reflejo de nuestras propias acciones.
Así es como, a pesar de las injusticias y la corrupción, tenemos en nuestras manos la posibilidad de hacer el bien por otros y cosechar bendiciones.