
Fernando Salinas llegó a su casa el domingo al caer el sol, con su caña de pescar al hombro y la escamosa cena en una bolsa. Él y su esposa trabajaban en equipo para alimentar a su hija de seis años, en Villeta.
Fernando era pescador y Eugenia vendía lo que él quitaba del río. “Se fue a la casa de su amigo para ver lo que quedaba del partido (entre Olimpia y Cerro Porteño). Cuando llegó ya había una pelea por cosas de clubes. Entró con una camiseta de Olimpia y eso le molestó a un señor que, sin mediar palabras, le pegó. Él quiso abrir el portón para salir y el tipo, con un puñal, le clavó en el brazo y en el rostro”, contó Liz Salinas, hermana del pescador.
Los vecinos fueron testigos. Fernando corrió, estaba a solo una cuadra de su casa y el fanático cerrista lo alcanzó. “Al darse la vuelta le clavó en su corazón y se cayó al piso. Toditos vimos”, relató un adolescente, interrumpiendo a la hermana de la víctima.
Los pobladores corrieron tras el atacante. Lo agarraron, lo molieron a golpes y lo entregaron a la Policía. “En ese momento mi mamá llegaba de la misa. ‘Pya’e ke eju, ojejuka la nde memby’ (vení pronto, le mataron a tu hijo), le gritó mi vecina. Ella se tiró del auto y le vio ahí muerto, en el piso”, recordó Liz, profundamente consternada.
“Ella (por su hija) es muy papitis. Su papá es todo para ella. Mi bebé se despertó llorando en la madrugada. ‘Mamá depertate, mi papá estaba ahí en la puerta’, me dijo. Ella le vio a su papá y se levantó a mirar si estaba en el cajón. Ahí volvió a llorar como loca”, contó Eugenia, la esposa. La mujer asegura que Fernando se “despidió” de su hija, horas antes de ser sepultado.
El subcomisario Alberto Duarte dijo que el presunto autor del crimen es Pablo Balbuena Velázquez. En sus manos encontraron un arma de fabricación casera.