Los estudiantes del último año del colegio están a full organizando sus farras de UD (último día de clases), fuera del colegio.
Ahora se preparan con sesiones de fotos luciendo remeras y banderas personalizadas. Pero cuando terminen los exámenes vendrán las fiestas.
Lorena Martínez (34), madre de un adolescente descubrió que su hijo y sus compañeros están planeando, sin involucrar a los padres, alquilar una casa quinta con piscina. Para ello, cada uno deberá pagar G. 200.000.
“Me enteré hoy que van a hacer la fiesta después de los exámenes y a parte de la colación. No sé cuántas farras lo que piensan tener”, dijo la mami a Extra.
La señora indicó que su mayor preocupación son los gastos que genera cada celebración.
¿Hay alcohol?
El consumo de bebidas alcohólicas es otro tema que crea roncha entre los padres.
Algunos están de acuerdo en que sus hijos beban con moderación, otros lo prohíben.
Martínez dijo que no tiene idea de cómo será la fiesta de UD, pero que en la colación, organizada por la comisión de padres, habrá canilla libre para los adultos.
“Los padres serán responsables. Si los alumnos beben será con autorización de los padres”, dijo la doña.
El mismo lío se presenta en las colaciones de los chicos del 9° grado.
Carmen (43), de Asunción, dijo que en la colación de su hija de 15 años, los alumnos les pidieron una barra de tragos suaves. “Habrá barra, pero si un menor de edad quiere tomar un trago, se le entregará solo si sus padres autorizan”, dijo.
Hay competencias
Francisca Monges, de la Federación de Asociaciones de Padres de las Escuelas Públicas del Paraguay (FEDAPY), indicó que las fiestas son cada vez más pomposas.
“Hay competencia entre colegios rivales por quién tiene la fiesta de UD, de colación o exhibición más linda”, dijo Monges.
Señaló que los padres deben involucrarse en las fiestas para evitar excesos.
“Hay que estar en las fiestas. No plantearles como castigo o medida de control: que sea como apoyo logístico, que te vean como una solución y no un problema”, expresó. Recordó que, en caso de problemas, los padres pueden ser procesados por faltar al deber del cuidado.
Hay que poner límites alguna vez”
Francisca Monges señaló que esa competencia con otras instituciones educativas generan gastos excesivos. “En todas las actividades hay esa competencia incentivada por los directivos. Se pide plata para adornar el tinglado, para las remeras, todo. Se gasta tanto durante el año, ¿cómo vas a tener para las fiestas de fin de año?”, cuestionó.
Monges dijo que los padres deben poner límites alguna vez. “A veces, de la rabia porque no hay plata los padres le dicen a sus hijos: No te vas a ir y punto. Otros padres dicen sí a todo: al viaje, a la fiesta, a la colación. Pero las realidades de todos los padres son distintas. Hay que debatir: ¿realmente este gasto es imprescindible para la educación de mi hijo?”, acotó.