El verdadero infierno vivió una mujer de 29 años al lado de su pareja y padre de su hijita.
Durante dos años, el hombre usaba el pretexto religioso para torturar a su concubina, bajo la creencia de que debía “purgar sus pecados”.
El fiscal Meiji Ugadawa relató que el agresor de 28 años y su pareja iban a una iglesia evangélica y que después de las prédicas él procedía a golpearla brutalmente en diferentes partes del cuerpo y también la quemaba con encendedor o hierro caliente en lugares donde ella tenía tatuajes.
“Él usaba esta situación (religiosa) para agredirle físicamente y de esa manera poder limpiar sus pecados”, señaló que agente que investiga el caso.
La víctima tiene graves cicatrices y lesiones a raíz de las quemaduras. El caso se registró en el barrio Ciudad Nueva de Encarnación.
La mujer no sólo sufría de violencia física, también la violentaba de forma psicológica y económica, por lo que no podía salir de la relación.
El sujeto la tenía aislada y tenía un control absoluto sobre ella.
Ugadawa mencionó que hubo un tiempo en que ella se alejó y lo denunció. El Juzgado de Paz puso medidas restrictivas para el hombre. Sin embargo, un mes después volvieron a vivir juntos.
“La situación no cambió y esto la llevó a realizar la denuncia”, indicó.
Escapó
La mujer estaba muy afectada por la lesiones que sufría, por lo que no se aguantó más. Le dejó encargada a su bebe de 7 meses a su abuela parte y huyó de la casa.
Preso
El tipo ya fue imputado y está recluido en el Centro de Rehabilitación Social (Cereso), de Itapúa.
Tras encontrar un refugio, la víctima de violencia reclamó la custodia de su pequeña y luego varios estudios psicológicos se le entregó a su hijita.
Tanto la madre como la niña están en el albergue municipal para mujeres víctimas de violencia, con varias secuelas traumáticas.