Acorralado por la policía, que ya le pisaba los talones, Waldo Servián Riquelme llegó en la mañana de este lunes hasta la Defensoría Pública de Encarnación para darse por detenido. El conocido como el “feminicida de la amoladora” estuvo prófugo durante casi dos meses.
El hombre se presentó en la mencionada oficina en compañía de un abogado de nacionalidad argentina, quien sería su defensor. Posterior, fue trasladado a la comisaría primera, donde quedará recluido en tanto se formalicen los trámites de extradición, pues cuenta con una orden de captura en tierra argentina, por el alevoso crimen.
Según los antecedentes, el sábado 16 de marzo, Servián dejó a los hijos que compartía con Liliana González al cuidado de su hermana, y por la tarde le pidió que los llevara a la terminal de ómnibus de Retiro para despedirse de ellos porque tenía que viajar a Paraguay. Aquel día, Waldo asesinó brutalmente a su mujer.
El feminicidio fue descubierto al día siguiente, cuando vecinos de la casa de la pareja, de la villa 31 de Retiro (Buenos Aires), dieron aviso a la policía sobre un insoportable olor que despedía el lugar. El hombre descuartizó con una amoladora el cuerpo de su mujer, y lo repartió en varias partes de la casa. La cabeza la dejó en el sofá, las piernas en el balcón de la casa.
Un remisero misionero contó a la policía argentina que fue él quien trasladó a Servián R para cruzar la frontera el mismo día del hallazgo, a eso de las 08:05 de la mañana. Estaba nervioso y dijo que le urgía cruzar a Paraguay. También se supo que el remís lo compartió para abaratar costos con dos mujeres que también cruzaron la frontera, pero no lo conocían.
El taxi lo llevó hasta una terminal de micros y desde allí se dirigió a su ciudad natal, Puerto Triunfo, distrito de Natalio (Itapúa), donde estuvo escondido desde entonces.