“Yo digo que mi ángel me salvó”, he’i doña Nelly Ramírez (46), tras vivir el susto de su vida en el micro.
Oriunda de J. Augusto Saldivar, la señora se subió el pasado sábado en un micro de la empresa de transporte 3 de Febrero, de la ciudad de Itá. A eso de las 07:00, el asiento del colectivo se cayó de tan viejo que estaba y casi fracturó a la pasajera.
La mujer iba parada, se colocó detrás del primer asiento donde iban sentadas dos personas, cuando de repente, este se vino abajo.
Explicó que decidió colocarse en ese espacio libre porque cuando el colectivo se llena y pasan las personas en el pasillo la golpean todo, pero terminó herida.
Los pasajeros que se cayeron del asiento salieron ilesos, pero Nelly se llevó la peor parte.
“Por suerte no me rompí la pierna, Dios Mío, sino iba a ser otra la historia, impresionante”, dijo la víctima.
“Yo pude esquivar un poquitito, sino el hierro me iba a entrar, me iba romper la pierna”, aseguró Nelly, quien hasta ahora sigue con mucho dolor y moretones.
Cuando llegó a su laburo empezó sentir el dolor en el muslo y la pierna.
Enojo
Lo que más le indignó a la trabajadora es que el chofer no se quedó a preguntarle qué le pasó, él siguió con su viaje como si nada hubiese ocurrido.
Explicó que viajaban muchas personas, el colectivo iba despacio y nadie la auxilió.
Su pedido
“No da gusto viajar todos los días en los colectivos charatas. Todos los días hay que sufrir”, se quejó.
Pidió al Viceministerio del Transporte intervenir la empresa porque cuenta con varias irregularidades. “A veces viene lleno y ya no te alza, se descompone, esperás muchas horas”, dijo. “Cansa más el viaje parada, que el trabajo”, agregó.