27 abr. 2025

Poli mordido por yarará: “Me llevé un susto enorme”

El agente se recupera de la mordedura de la yarará en el hospital regional de Pilar, donde continúa internado.

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Suboficial Inspector Nelson Portillo, mordido por la yarará.

Su mano aún está hinchada, pero Nelson Portillo soporta el terrible dolor gracias al amor que le brindan su esposa y su pequeño hijo de 7 meses. El suboficial inspector de la subcomisaría cuarta de la compañía San Antonio Camba Cua en Ñeembucú de a poco se recupera de la mordedura de una yarará en el hospital Regional de Pilar donde continúa internado.

Desde su camilla, el agente de policía habló con EXTRA sobre su inusual experiencia que vivió para contarla y ocurrió en su dormitorio de la subcomisaría. “Me llevé un susto enorme”, comenzó diciendo. Nelson recordó que con los primeros rayos del sol, se levantó de la cama el viernes, antes que el reloj marcara la hora 6 de esa mañana. “Me levanté para agarrar mi servicio de guardia en la comisaría, me bañé todo e iba a ponerme la bota y cuando agarré y metí mi mano me picó algo”, relató el oficial de 34 años.

Al sacar su mano, se dio cuenta que no era una espina. “Pensé que era un sapo u otra cosa, pero nunca una víbora, menos yarará. Agarré mi bota y sacudí, ahí se cayó la víbora frente de mí. Tenía 35 centímetros, chiquitita era. Al instante ya se me paralizó la mano derecha donde me mordió, es super venenosa. Ahí mismo me hizo llorar, no aguantaba el dolor”, continuó.

En ese momento notó que su mano estaba sangrando, pero trató de mantener la calma. Lo primero que hizo fue llamar a su esposa. “Me asusté, le llamé a mi señora para que llame al centro de salud a preguntar si tenían el antídoto, porque si no me ponían enseguida iba a correr muy rápido, si era en mi mano. Me asusté mucho. Ella me llamó después y me dijo que trate de ir lo más pronto posible porque sí tenían el remedio. Le dije a mi jefe y a toda bala me llevó", indicó.

En diez minutos llegaron desde la comisaría hasta el centro de Salud distante a quince kilómetros, allí ya estaban su doña y su bebé esperándole. Tres ampollas del antídoto le aplicaron y de ahí le mandaron al hospital regional. “Es la primera vez es que pasa esto, no solemos ni matar víbora en la comisaría. Mi bota estaba en mi pieza donde yo dormía, no sé ni cómo habrá entrado. Mi jefe y yo nomás estábamos. Además nuestra comisaría es sobre el asfaltado, no hay yuyal ni nada”, acotó.

La hinchazón de su mano continúa, pero está mucho mejor ahora, refirió. “Ayer me dolía toda la tarde. Demasiado doloroso es, pero el doctor me dijo que es normal. Mi mano no puedo mover aún”, finalizó.