Hay quienes aseguran que formar parte de la enigmática congregación Pueblo de Dios tiene un “costo”, que ser miembro significa renunciar a los bienes materiales y que el objetivo del grupo ha sido desviado. Una de las personas que sostiene este pensamiento es Amelia Martínez, quien aseguró que un allegado suyo terminó mal al querer formar parte de la agrupación.
“Tengo un familiar que perdió todo por culpa de haber entrado en esa secta. Estaban súper bien, económicamente. Al entrar ahí llevaban provistas llenas en su vehículo, hasta que omoperó chupekuéra... (les dejaron pelados), empezaron de cero después... ", señaló la mujer.
“Yo le conocí a una señora que tenía cáncer, a ella le dijeron que, si quería curarse, debía vender su casa. Yo le tuve que convencer de que no lo hiciera”, relató por su parte Alba Marina Ávalos, otra de las personas quien criticó a los miembros de la comunidad religiosa.
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Negro antecedente
Según los testimonios históricos, el grupo nació en el gobierno de Alfredo Stroessner, cuando este ordenó que los paraguayos que emigraron a Argentina y Brasil volvieran y fueran asentados en lo que hoy se conoce como Repatriación, distrito de Caaguazú, donde se conformó la primera congregación, allá por 1963.
“San Lucas” es el nombre espiritual de uno de los primeros líderes. Algunos lo consideran víctima de la dictadura; otros lo ven como un abusador que fue encarcelado por someter a las mujeres del grupo.
Mentiras
Humberto Caballero, quien es uno de los llamados “hermanos mayores”, cuenta que este tipo de opiniones son infundadas y que nada tienen que ver con lo que practican. “Dicen que no permitimos hasta transfusión de sangre, algo que es totalmente falso”, sostuvo.
Lo cierto y lo concreto es que la secta ganó notoriedad en los últimos días luego de que sus miembros decidieran lanzarse a la arena política. ¿Será la gran sorpresa en las próximas elecciones?