Yanina Bogado (24) contó que, cerca de las 8:00 de anteayer, subió al bus de la Línea 232 Villeta para ir a su trabajo.
En el camino se percató que dos hombres se subieron con una actitud sospechosa.
Uno vestía una remera roja y el otro una azul. Ambos tendrían aproximadamente 50 años.
“Cada vez que alguien se iba a bajar, ellos se arrimaban por ellos fingiendo que se iban a acomodar en algún lugar. Los dos andaban con kepis y ahí luego ya me empezó a parecer medio raro”, contó.
Cruzando el barrio Loma Pytá de Asunción, Bogado se preparó para bajarse del bus, guardando su celular en la mochila.
En ese momento, sintió que el bandido de remera azul le apretó con su cuerpo, mientras su cómplice de rojo hacía ruidos para distraerle.
No pasaron ni 5 segundos cuando al bajarse, se dio cuenta de que su celular no estaba en su mochila.
Le ayudó un “ángel”
Desesperada, empezó a gritar y correr detrás del colectivo, que no detuvo su marcha. Un hombre que vio la escena se ofreció a llevarle en su auto hasta alcanzar el micro.
“Ni siquiera pensé que podía ser peligroso. Como parecía buena onda, me subí. Para mí fue un ángel caído del cielo”, expresó.
Cuando por fin los alcanzó, se subió y exigió que le devolvieran lo que era suyo.
“El de azul me dijo que al bajarme se me cayó y que por eso agarró y guardó, pero varios vieron como quitó de mi mochila”, indicó.
Los bandidos tuvieron que devolver el celular y fueron echados a patadas del colectivo.
Bogado lamentó la inseguridad y señaló que en ese momento no hizo la denuncia porque no confía en la justicia.
“Ellos son conocidos luego por hacer estas cosas. Si es que la policía les agarra, en unas horas van a estar otra vez libres”, señaló.
Criticó que el bus ni siquiera cuenta con cámaras de seguridad que le respalden.
La joven alcanzó a sacarles una foto para escracharles en redes y cientos de personas compartieron alegando que también fueron víctimas y que ya son conocidos por pelar a pasajeros.