Ángel S. es el actual campeón del concurso anual “Loro del año”, organizado por exalumnos del colegio Cristo Rey de la promoción 91, que mantienen esta divertida tradición desde hace 10 años como castigo a los compañeros permiso’i que nunca van a las reuniones.
Según él, al principio era una broma para molestarse entre amigos, pero en vista de que ya casi nadie asistía a los asados que hacían dos veces por mes, después se fue tomando en serio.
Durante todo el año, controlan las asistencias con una planilla y marcan a quiénes más faltan. Estos deben presentar un justificativo y luego un grupo encargado tiene que investigar para saber si es real o si solo se quedó sin permiso por pelearse con su señora.
Una vez elegidos los posibles “Loro del año” por medio de una votación en WhatsApp, arman un video al estilo Hollywood con la cara de todos los nominados, que se proyecta en el encuentro anual de los exalumnos y se hace la premiación frente a todos.
En la velada se les entrega un trofeo con la imagen del lorito en el que figuran sus nombres y cuántas veces ganaron. Además, están obligados a tener el trofeo en su casa a la vista de todos hasta el año siguiente como recordatorio de que ya no deben faltar tanto.
No se siente loro
Ángel dijo que el año pasado le dieron el título injustamente y expresó que él no se siente “loro”. Aseguró que él siempre tiene una asistencia perfecta y que el año pasado solo faltó porque estaba enfermo y, a pesar de presentar su justificativo médico, le dijeron que era trucho.
“Me enojé mucho. Los verdaderos permiso’i ensuciaron mi reputación para poder librarse. Yo no me siento ‘lorito’, mi señora sí me da permiso porque yo me sé portar bien”, dijo entre risas el arriero.
Se enojan
Fabián Domínguez, uno de los organizadores, reveló que son varios los que se enojan y no aceptan sus nuevos apodos.
“Los nominados se enojan porque, entre los hombres, es una ofensa que te traten de ‘loro’”, comentó.
La edición 2024 se celebrará hoy y, según Domínguez, Ángel se perfila como el favorito para ser el “Loro del año” por segundo año consecutivo.