Las campanadas de la parroquia San José de Ybycuí replicaron para anunciar uno de los eventos más esperados: la boda comunitaria.
Un total de 102 parejas dieron el “Sí, acepto”, en la casa de Dios, gracias a la misión de la Fundación Santa Librada.
Laura Esther Brizuela (39) un día rezó así: “Que si este hombre es para mí, que se haga tu voluntad”, otro día pidió que “su sueño era casarse embarazada”.
Gracias a sus plegarias, se le concedió aquello que tanto anhelaba. Con un embarazo a término dijo que sí quería ser la esposa de Hugo Cabrera (35).
“Le hablé: Miguelito, así se va a llamar en honor a San Miguel Arcángel, vení después de aceptar a tu papá en el altar”, expresó a EXTRA entre risas.
Contó que encargó “el barco” justo después de la pérdida física de su hermano, quien falleció en un accidente hace un año. Coincidentemente, su bebé estaría naciendo por estos días.
“El 31 de julio se murió mi hermano. Poco después quedé embarazada ¡No sé cómo! Fue de sorpresa. Mi hijo mayor tiene 13 años, yo pensé que ya no iba a tener hijos y aquí estoy, bendecida”, dijo chocha la flamante esposa.
Laura y Hugo se conocieron hace 17 años, en un comedor, hace 13 que conviven. Dijo que se animó a dar este paso porque otro hermano se casó en una boda comunitaria realizada por la fundación, en Mbuyapey.
Armaron bailongo
María Daniela Sanabria (35) y Rodolfo Morel Rojas (33) también juraron en la iglesia amarse en las buenas y en las malas.
Se conocieron hace 13 años, cuando Morel terminaba sus estudios. Él era miembro de la bandaliza y un 14 de mayo, justo antes del desfile, se vieron y comenzaron a escribir su historia de amor. Tienen dos hijos en común, de 11 y de 3 años.
En el barrio Compañía Pereira Cue sabían que la joven pareja se unían y no quisieron que pase desapercibido, por lo que organizaron un feroz bailongo para agasajarlos por este paso tan importante.
“Mañana (por hoy) va a ser la fiesta. Mis vecinos se unieron. Uno puso el asado, otro la gaseosa, la decoración, de todo. Y eso me hace muy feliz porque me doy cuenta que realmente es una bendición todo esto”, indicó.
María Daniela contó que como pareja se animaron gracias a la insistencia de la hija mayor de Mari, de 17 años.
“Ella le dijo a mi pareja: si no aprovechás esto, ya no te voy a dar a mi mamá para que te cases. Entonces, decidimos que íbamos a casarnos”, expresó.