Hace un año, una mamá escuchó a su hijo decir las palabras más demoledoras: “Mamá, ya no aguanto, me quiero morir...”
El niño, que tenía 11 años, reunió coraje por varios meses para poder contar que sufrió abuso sexual cuando estuvo en la casa de un chico de su colegio.
Ese alumno, de 13 años, le condicionó a hacer “cosas de grandes” para poder jugar con la play o el celular de su padrastro, relató la mujer.
“El chico hizo el abuso total, encima usó un lápiz”, relató a EXTRA.
Ella denunció el hecho en la Fiscalía, la Defensoría de la Niñez y la Codeni (Consejería Municipal por los Derechos del Niño y Adolescente).
También comunicó al centro educativo privado donde los niños estudiaban, en Luque.
“Fui al colegio, comenté la situación y hablaron con la mamá”, refirió la mujer.
Sin embargo, no se tomaron otras medidas porque el abuso ocurrió fuera del colegio, y todo siguió normal ahí. Según su relato, a la directora le preocupaba que si los otros padres sabían del caso, se les iban a ir a la carga.
Pero ella considera que alguna medida se debe tomar para evitar que haya más víctimas.
Pide indemnización
Como el niño agresor era inimputable al momento de la denuncia, la familia del nene agredido pidió una indemnización a los padres, pero hasta ahora no llegaron a un acuerdo y con su abogado se preparan para iniciar un juicio por daños y perjuicios.
“La mamá lo que ofreció es G. 1.000.000 por seis meses, eso no vale la vida de mi hijo”, lamentó.
Contó que no solo está pagando la terapia psicológica hace un año, sino también las clases de artes marciales que él mismo pidió para saber defenderse, y otro deporte para mejorar su estado de ánimo. Todo eso, mientras estudia ya en otro colegio, en otra ciudad.
Sin muchas perspectivas de que haya una pronta reparación, la madre encabezó días atrás una protesta frente a la institución donde sigue el alumno agresor. Pide que se tomen medidas para evitar que el mismo adolescente haga daño a otros alumnos.