A sus 16 años recién cumplidos, y recién llegada a Asunción desde Puerto Casado, Graciela Ortega Rosa dio a luz a su primer hijo.
Recuerda que fue el 27 de abril de 1995 y describe a su bebé como un “hermoso niño de piel blanca, cabello negro hermoso, con una carita fina”.
Una cuñada en esa época le gestionó la estadía en una clínica privada en la capital, donde estuvo en observación dos semanas antes del parto.
Una mujer a quien identificó como la hija de la obstetra le sondeó si quería dar a su bebé para que le críe una señora que no podía tener hijos. “Yo no pensaba en nada de eso”, aseguró Graciela.
Pero según su relato, después del nacimiento, fue víctima de una supuesta trampa mediante la cual le quitaron el mitã ra’y.
Un domingo le pidieron que pague por la atención médica, así que fue a pedir ayuda a su mamá, que se había instalado en Luque, pero le dijeron que debía dejar al bebé como “garantía”.
Al día siguiente ella volvió, ya en compañía de su madre, pero sin la plata requerida.
“No me quisieron entregar a mi hijo, ya que no tenía el dinero, nos trató de lo peor y nos insultó”, expresó, refiriéndose a la hija de la doctora.
Graciela menciona que cuando eso, siendo menor de edad, sin el apoyo de su papá y con el miedo de su mamá ante las amenazas de denuncia, ella no pudo hacer mucho por recuperar a su criatura.
Ya adulta, formó una familia y tuvo otros hijos, pero en su mente y su corazón siempre estuvo presente el primogénito.
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A finales del año pasado, la doña volvió al barrio Zeballos Cué para buscar información sobre la clínica. Alguien le dijo que la obstetra ya había fallecido, pero la hija de la misma continuaba por la zona.
Indagando más, consiguió el número de teléfono de Diana F., y le llamó para pedirle ayuda para conocer a su hijo. Sin embargo, la respuesta fue un no rotundo, lamentó.
“Lo que más anhelo en esta vida es verlo”, dijo Graciela. Puso a disposición su número de teléfono, el (0986) 519-359, para que le envíen alguna información sobre el posible paradero de su hijo