En lugar de predicar la palabra de Dios, los miembros de una iglesia evangélica se repartieron entre sí puñetazos, patadas, cascotes e insultos subidos de tono.
Uno de ellos casi fue al más allá, según manifestó a EXTRA uno de los afectados, que también fue brutalmente agredido.
El insólito episodio ocurrió en el asentamiento Cañada San Blas de San José Obrero, distrito de San Estanislao, departamento de San Pedro.
Alrededor de las 14:00 del sábado último, dos grupos de hermanos, como se llaman entre ellos, se enfrentaron, porque el pastor, Silvino Soto de nacionalidad argentina, de la congregación Efesios 4.1 ordenó trasladar la estructura del templo a otro sitio.
Eso molestó a los “descarriados”, quienes tiempo atrás se alejaron de la congregación, porque el religioso supuestamente les obligaba a entregar el 100% del diezmo, hecho que fue desmentido por los demás.
“Nos jugaron”
“Nos pegaron mucho, demasiado nos jugaron”, mencionó Alcides Armoa, perteneciente al equipo del pastor.
El hombre manifestó que esa tarde, él y otras personas más llegaron al lugar para llevar los postes y chapas, pero fueron atacados a traición por el otro grupo.
“Ellos nos habían dicho que llevemos las maderas que eso iban a permitir, pero cuando nos fuimos a retirar, uno de ellos vino y le martilló en la cabeza al hermano Miguel. Le metió todo luego por su cabeza el martillo”, señaló.
La víctima incluso sufrió una fractura de cráneo, pero ya fue dada de alta.
“Después de eso yo le salté por su brazo para sacarle el martillo y otro hermano me traicionó y me pegó en la espalda con una pala. Después de eso ya vino su grupo y se comenzaron a llamar, pero nosotros no teníamos malas intenciones como ellos, pero nos vinieron con garrote; sarambi nos hicieron”, refirió Alcides.
Logró zafar
El pastor Soto también casi fue linchado por sus contrincantes, quienes lo corrieron a pedradas, motivo por el cual tuvo que refugiarse en el monte.
Por su parte, Albino Estigarribia, quien está en contra del predicador y quien agredió al hermano Miguel, dijo a EXTRA que los mismos reaccionaron precisamente porque los demás intentaron mudar la iglesia que fue construida hace unos cinco años.
“Entre todos habíamos levantado la iglesia cuando estábamos juntos, pero después ya comenzaron las diferencias por el diezmo ( de100%) y cada día la gente le preguntaba (al pastor) que debía hacer y él solo ordenaba y no permitía que la gente vaya lejos a trabajar, porque debías rendirle cuentas”, detalló.
Albino dijo que los hermanos de la congregación debían entregar todo el fruto de sus ganancias a Soto, quien si quería les daba una pequeña parte de su propio dinero.
En cuanto a la pelea, Albino dijo que el religioso también quiso pegarles con un garrote, pero ellos comenzaron a perseguirlo.
La intención de Soto supuestamente era que el moquete continuara.
Si no pagan se quedan sin sus esposas, he’i
Muchas parejas supuestamente se aproblemaron a causa del diezmo, porque el esposo que no da el 100% le debe dejar a su doña, supuestamente esa es la exigencia del pastor Silvino Soto.
“Si no rendís el 100%, entonces no es para vos (la esposa) y tenés que salir de ella”, manifestó a EXTRA Albino Estigarribia.
El religioso supuestamente se pasa amenazando al que no suelta la billetera, incluso induce a los demás para que metan presión con garrote.
No les permite tener luz y agua corriente
El predicador supuestamente no está a favor de que en la zona lleguen los servicios de agua potable y electricidad, motivo por el cual las personas de la comunidad viven prácticamente apartadas de la tecnología.
Les obliga a vender chipa
“Él tiene un motor y hace almidón, y como terminó la mandioca (los hermanos) comenzaron a vender chipa y se cruzan todo entre ellos para vender. Las señoras deben despertarse a las 3:00 de la madrugada para hacer la chipa, mientras él ordena”, dijo Albino Estigarribia, hermano.
Creyentes deben mantener al líder religioso
Los hermanos de la congregación se habrían cansado de “mantener” al pastor, cuyo trabajo solo era predicar, según refieren.
El hombre no trabaja, tiene seis hijos y uno en camino.
Los evangélicos supuestamente son quienes le pagan las cuotas de su motocicleta y deben cubrir sus demás necesidades.
“Él solo se sienta, sube sus pies arriba, toma tereré, luego se levanta y se duerme en la hamaca y luego lee un poco la biblia y después prepara lo que debe predicar, ese es su trabajo”, detalló Albino a nuestra redacción.