Arropado en un puñado de telas, con la carita llena de inocencia, Edith encontró hace 44 años, frente a su casa, a un bebé de 3 días de nacido abandonado a su suerte. Desde la primera vez que vio a la criatura, sintió una enorme ternura y una fuerza extraordinaria que llenó su corazón, sentía que debía adoptarlo, pese a que eso implicaba un enorme desafío a sus 27 años.
Hoy, ese pequeño, se convirtió en uno de los motores principales de su vida y cada día lo llena de mucho amor y agradecimiento por elegirlo, pese a que ya conoce toda su historia. David Decoud, el niño adoptado, ahora es un hombre de 44 años, exitoso ingeniero de sonidos, que entiende que la verdadera familia no se basa en la sangre, sino en el amor.
David relató a EXTRA que su mamá lo encontró exactamente un 6 de enero de 1977, apenas lo halló, lo llevó al médico y tras unas pruebas descubrieron que tendría 3 días de vida, por lo que festejan su cumpleaños cada 3 de enero.
“En la época de la escuela, siempre me tentaban con que no era hijo de mis padres, porque yo era negrito y ellos blancos. Nunca le di mucha importancia porque como era chiquito, lo tomaba como broma. A la edad de 12 cuando mi mamá me buscó del colegio, le pregunté si era su hijo, porque todos siempre me decían que ellos no eran mis padres, porque no éramos iguales (refiriéndose al color de piel). A lo que mi Mamá me dice que ella me eligió de un Hospital”, contó el hombre.
Mencionó que pese a que quedó maravillado con su historia de vida, todas las dudas que podría haber tenido se llenaban con el amor de mamá. “Después en un asado familiar cuando yo ya tenía 24 años, un de mis tíos me dice vos tenés estrella por como te encontraron, a lo que yo le pregunté, cómo que me encontraron si mi mamá me dijo que ella me eligió, por lo que a mi tío no le quedó otra más que contarme la verdad, y fue ahí cuando me enteré que me habían abandonado frente a la casa de mi mamá, y ella, con tan solo 27 años, decidió quedarse con ese bebé, que era yo”, dijo, emocionado, David.
Creció con su mamá y papá y un hermano mayor en el barrio Villa Morra de Asunción, sus padres nunca le hicieron faltar nada, alega.
“Yo siempre le digo a ella (por su mamá) cuanto la amo, y cuanto le agradezco que se haya jugado por mí. Yo soy lo que soy gracias a mi papá y mi mamá, que fueron mis ángeles en la tierra. Yo desde chico, que siempre le recé mucho a Dios, entendí que mi misión en la tierra era cuidar y proteger a mis padres, como ellos lo hicieron conmigo. Y así lo hice y lo sigo haciendo. Cuidando a mi mamá, y a mi papá hasta que falleció hace 4 años (...) le dije a mi papá antes de fallecer, mientras yo viva mamá nunca va a estar sola, y así estoy cumpliendo”, indicó Decoud.
Reflexionó sobre la importancia de la adopción y pidió a aquellos que están en una condición parecida a la suya no sentirse mal, sino afortunados. “Los padres que adoptan, lo hacen porque tienen un corazón inmenso y un amor incondicional, para los hijos a quienes adoptan”, finalizó David.