Movidos por la fe, cientos de promeseros llegaron hasta Caacupé en más de 20 carretas tiradas por bueyes desde Paraguarí y la ciudad de Itá, compañía Potrero Po’i, para cumplir con una tradición que llevan en sus familias desde hace varias generaciones.
Una de ellas es Hermenegilda Aquino, quien contó a EXTRA que lleva 50 años como promesera, pero que la tradición está en su familia desde hace aproximadamente un siglo.
Como cada diciembre, junto a sus hijos y nietos, peregrinaron desde Paraguarí hasta la basílica y, pese a las dificultades del camino, pudieron llegar para cumplir con su promesa.
“A veces, las situaciones te aprietan, pero cuando vos te encomendás a Dios y a la Virgen, andás tranquilo. No sentís ni el calor. Hay que creer en la Virgen”, expresó.
Explicó que lo que les compromete cada año, más que un milagro, es el agradecimiento por la salud y el trabajo de su familia.
Julián Delgado Zárate (64) contó que, siguiendo la tradición de sus padres y abuelos, empezó a peregrinar desde que tenía 25 años. El grupo emprendió el viaje el jueves a las 3 de la tarde, llegando ya cerca de la medianoche.
“La Virgen es la abogada de los pobres. Nosotros no venimos por un milagro específico. Cuando me voy a mi chacra a trabajar, ya me encomiendo a Ella para que todo salga bien. Muchas veces nos protegió de muchas enfermedades, porque nuestra fe es bárbara”, declaró. Añadió que fueron sus abuelos quienes iniciaron la tradición en su familia, que hoy siguen, y que espera que también sus nietos lo hagan.
¿Maltrato animal?
Con respecto a las críticas de algunos animaleros por usar bueyes para tirar de las pesadas carretas, aseguró que sus animales no sufren de ningún maltrato.
“Queremos aclarar que nosotros no les maltratamos a los animales. Les hacemos descansar, toman agua del arroyo y les dejamos pastar. Además, no puedo jugar por el animal que me ayuda a trabajar”, finalizó.
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