Le desesperaba que su familia no acepte que ella tenga un bebé antes de terminar su carrera universitaria. Hacía tres meses que no le bajaba la regla, con temor fue a hacerse la prueba de embarazo y, muy a su pesar, salió positivo.
“Ella le confió eso a una amiga. Esta la llevó a un lugar donde se aborta. Le prometieron que en 20 minutos le ‘iban a solucionar el problema’, pero no fue así”, relató el fiscal Enrique Díaz, quien llevó a cabo una investigación por intento de aborto y homicidio.
Según la explicación del representante del Ministerio Público, la joven fue junto a una mujer que realiza abortos y que le inyectó algún medicamento, pero no sabía que ya tenía seis meses de embarazo: pensaba que tenía tres, tiempo que tuvo el retraso menstrual.
“Se sintió muy mal y fue hasta el Hospital Regional de Encarnación. Allí los médicos se dieron cuenta de que estaba en trabajo de parto. Dio a luz al bebé, pero por su prematurez extrema falleció minutos después”, explicó Díaz.
Por esta razón, luego de más de ocho meses de investigación, solicitó la suspensión del caso por dos años y el sobreseimiento definitivo por homicidio.
“El Código Penal dice: ‘a quien matare a otro’, pero ella quería abortar a un feto. Todavía no nació. Si nacía y lo mataba, allí iba a ser homicidio”, argumentó el agente.
El Juzgado Penal de Garantías admitió el pedido, pero le impuso pagar G. 1.000.000 al Hospital Pediátrico de Encarnación como reparación de daños. Así también debe comparecer cada dos meses y seguir tratamiento médico y psicológico.