Una partida de cartas en plena Semana Santa terminó en escándalo en Ñeembucú, cuando un grupo de amigos y familiares se agarró casi a los golpes por... ¡una gallina!
Todo transcurría entre risas y bromas, hasta que uno de los jugadores, seguro de haber ganado, reclamó su premio: el ave en disputa. Pero el dueño de casa, identificado por su remera roja, no se quedó callado y lo acusó de haber hecho trampa. Desde ese momento, la cosa se puso seria.
“Es solo para divertirnos”, quiso apaciguar la tormenta uno de los presentes, pero su compañero, el de camisa celeste (el ganador) ya estaba pichado. Se paró indignado, se retiró de la mesa, volvió al rato convencido de que la gallina le pertenecía, aunque ya venía perdiendo kangue.
La tensión alcanzó su punto máximo cuando el anfitrión se levantó, decidido a ajustar cuentas. Por suerte, dos mujeres lo atajaron justo a tiempo antes de que volaran más que plumas. Incluso, uno de los hijos trató de calmar a su papá.
El incidente fue grabado por uno de los presentes.
“¡Para mí una gallina no es nada! ¡Yo ni a Dios le tengo miedo!”, gritó fuera de sí el propietario del animal, mientras los demás intentaban calmarlo.
Las redes no tardaron en estallar con críticas:
“Siempre dije que ese juego es del demonio”, “Ahí estuvo el diablo”, comentaron algunos indignados por lo que consideraron una falta de respeto a la fecha religiosa.