Un gatito piru’i apareció en una fría tarde del año 2022, en un muelle del barrio Zeballos Cué, de nuestra capital. El michito al sentirse solo y buscando a su mamá, comenzó a llorar repetitivamente.
Su llanto fue escuchado por don Luis Agustti y su compañero de trabajo en el puerto.
Ellos agarraron al pequeño michifuz, lo calmaron, alimentaron y lo adoptaron como mascota. De esta forma comenzaba la vida de marino. Le llamaron “Enrique Michael”, muy aristogato.
Don Luis aseguró a EXTRA, que desde que Enrique vio un barco es como si se enamoró de él. Era como su pasaporte para viajes y aventuras.
Avanzó con cuidado. Observaba como la tripulación subía al navío por la escalera y un día se animó y tomó el mando del barco de una empresa privada. Se puso la camiseta de grumete y se ganó el cariño de todos.
“Enrique Michael tiene como rutina el hacer viajes desde Asunción a Montevideo, Uruguay. El viaje dura entre 15 a 16 días”, comentó uno de sus papás humano.
Cuando el barco llega al puerto capitalino va directo junto a Don Luis. Le ronronea, le da golpecitos con su cabeza y le dice: ¡miau! Su muestra de cariño dura unos minutos, luego de vuelta a la proa donde controla todo.
Está navegando
Luis comentó que ahora Enrique está navegando por el río Paraguay, ya que el martes zarpó con destino a Uruguay.
“Se acercó a nosotros en la tarde del martes, le acariciamos su cabeza dio varias vueltas y después se fue directo al barco, esa fue su despedida”, dijo con nostalgia. Aseguró que es muy letrado y más de uno le quiso llevar, pero ellos se negaron.
El trabajo del marinerito de 4 patas es el control de ratones y otras plagas, pero lo hace por oficio, porque Enrique Michael tiene su propia comida.
“En el barco no le falta nada. Tiene su comida diaria y una cama en un camarote. Cuando quiere descansar se va ahí”, relató don Luis.
Tiene baño
Tanto es el cariño que le tienen los marineros del barco a Enrique que se las ingeniaron para fabricarle un baño.
Se sabe que los gatos hacen sus necesidades cavando pozos en la arena. Entonces los embarcadizos para solucionar esta situación, le colocaron arena lavada en un lugar para que el gato la use como baño.
Un sapo es su kapé
Don Luis dijo que su gato Enrique formó una amistad muy especial con un sapo, que ellos también adoptaron como mascota. Se llama: Rigoberto, pero el kururu se queda en tierra firme, junto con Antonia, una gatita arribeña, es parte de la familia.
Comentó que ellos les compran purina a los gatos que viven en el muelle y ese alimento lo comparte sin problema con el sapo Rigoberto.
Cuando Enrique está de “franco”, se baja del barco y después de saludar a sus papás humanos, ya se va junto a Rigoberto.
“Enrique comparte la comida con su amigo el sapo e incluso duermen juntos, es un show ver a un gato y sapo gordo acostado muy pegados”. aseguró.
El trabajador dijo que muchos piensan que cuidar gatos o sapos, son cosas irrelevantes. A su parecer son criaturas vivas que no hacen daños y que ayudan a matar bichos. ¡Son protectores!