
San Bernardino rompió el récord al preparar la chipa más larga del mundo y, más aún, al devorarla en cuestión de segundos. Desde temprano, el destello de las brasas señalaba ayer que la ciudad brillaría, esta vez no por sus playas, sino por un evento único que reunió alrededor de 1.000 personas en la principal plaza. Don César Rodríguez, uno de los fogoneros, cuidaba cada detalle para que el fuego estuviera a punto. “Si se quema, nos van a culpar a nosotros”, expresó sonriendo.
La masa, tanto para el pan kesu como para la chipa, ya fue hecha la noche del sábado. Ernesto Torales, propietario de la chipería Ña Silvina de Fernando de la Mora, tuvo a su cargo la preparación. Lo acompañaron alrededor de 20 cocineros que esperaban ansiosos la hora de amasar la chipa y colocarla en la extensa asadera artesanal fabricada, especialmente, para la ocasión.
En un santiamén
Primero se cocinó el pan de 20 metros, que superó al anterior que fue hecho en el 2008 y que midió 12. La gente, ansiosa, se abalanzó sobre el alimento una vez que estuvo listo. No duró mucho. Con ayuda de muchos de los presentes, se procedió a colocar la chipa. La escribana Sonia Sánchez tuvo a su cargo la medición y certificación. Efectivamente, comprobó que se había alcanzado la meta.
Con un megáfono, informaron que la chipa tenía 40 metros de largo, 15 más que la de la edición anterior. Todos aplaudieron y degustaron el manjar en cuestión de segundos. Doscientos litros de vorivori de gallina fueron preparados para que los comensales almorzaran en el lugar, sin pagar ni un guaraní. Angelina López estuvo como encargada de la cocción junto a su marido Esteban y sus hijas Sofía y Estefanía.
El evento gastronómico tuvo lugar en la plaza Bernardino Caballero. Los niños también tuvieron su propio espacio, ya que se realizó la búsqueda de los huevos de Pascua que estaban escondidos en un parque cercano.