Sandra Ovelar, de Asunción, lleva unos 30 años viviendo en Argentina. Es enfermera y socia propietaria de un hotel en Palermo.
Dejó Paraguay cuando solo tenía 10 años. Tuvo una infancia difícil, pero nunca olvidó a su padrastro y a su abuelastra, quienes la cuidaron y le dieron una familia.
Trabajó mucho y su esfuerzo lo dedicó a ellos. Compró una casa para ambos y la remodeló al gusto de su padrastro.
La historia de Sandra y la casa fue viral en TikTok; tuvo 31 mil Me Gusta. Pero los detalles de su vida los reveló a EXTRA.
Su mamá tenía 16 años cuando ella nació y no tenían ni dónde vivir.
Con solo 2 años, Sandra fue llevada a un hogar de niños. Ahí la cuidaron durante 1 año y medio.
Un día su mamá volvió por ella con un señor, Francisco Ovelar, y le dijo: “Él es tu papá”, por quien sería su padrastro.
“Ella tardó un poco en volver, yo tengo vagamente memoria de eso, increíblemente. Mi corazón explotaba de la emoción porque yo veía que muchos compañeritos se iban los sábados con sus padres y yo no”, señaló al diario Extra.
Sandra asegura que su padrastro hizo de todo para sacarla del hogar.
“Dentro de sus posibilidades logró reunirnos. Me dio su apellido, fui a la escuela. Nos dio una casa”, recordó.
La vida dio vueltas
Corrieron los años y la situación se puso difícil.
El señor quedó sin trabajo y con otros dos hijos pequeños que mantener.
Sandra fue a vivir un tiempo con su abuela, la mamá de su padrastro. Ahí se presentó la oportunidad de viajar a Argentina con su tía.
Luego de 15 años, sus padres se separaron. La mamá viajó junto a ella y en Paraguay quedó su padrastro y sus hermanos.
Cuando tuvo la oportunidad, compró una casa antigua en Ñemby para su abuela. Su padrastro se mudó junto a madre.
La compatriota fue remodelando la casa. Luego de tres años de pequeñas obras, se convirtió en el sueño de don Ovelar.
La casa verde
La antigua casa fue derrumbada tras el fallecimiento de la abuela. De a poco se construyó otra, respetando el modelo de casa tradicional de campo. “Él quería vivir igual así nunca me pidió nada, pero yo quería un lugar digno para él. En el fondo siempre soñó con tener una casita así y él ayudó a pensar cómo se iba a hacer”, expresó Sandra.
Hoy el señor, de 72 años, vive tranquilo. “Todos conocen la casa de don Kiko, con el portón verde”, dijo.