Lisandro Pedrozo Benítez es un joven de 27 años, que ha recorrido con determinación y sacrificio un largo camino en la búsqueda por convertirse en policía. Está a meses de convertir su sueño en realidad y graduarse como suboficial del Colegio de Policía Filial 7, de la ciudad de San Juan Bautista, Misiones.
Hasta allí, la historia de vida de Lisandro parece la misma de otros futuros policías, sin embargo, él rompe el molde.
Y sí que lo hace, ya que en sus días libres, en lugar de descansar, sale a la calle y se convierte en vendedor ambulante.
Con un short vaquero, una remera gastada y unas viejas zapatillas, recorre la avenida Monseñor Bogarín, ofreciendo cartones de bingo, masitas dulces y otras golosinas.
A metros, en un puesto de remedios yuyos, se encuentra su compañera de vida con el pequeño Benjamín, de meses. Lisandro asegura es su mayor tesoro y el motor que le da fuerzas para mejorar en la vida.
“Es mi primer hijo y por él lucho”, aseguró.
Además tiene dos hijastros, uno de 10 años, y otro de 12, a quienes considera como hijos suyos.
Desde joven, Lisandro soñó con ser policía, terminó el colegio, pero las limitaciones económicas de su familia lo llevaron a trabajar en la panadería para ayudar a sus seres queridos.
“Trabajé en supermercados, hoteles y otros comercios, pero la falta de reconocimiento y la inestabilidad laboral me llevaron a replantearme mi futuro”, indicó. “No se valora el trabajo, no se paga lo que vale el esfuerzo, y no se tiene la seguridad de seguir trabajando al día siguiente”, reflexionó en en diálogo con EXTRA.
ACABABA EL TIEMPO
“Con el tiempo, me di cuenta de que debía tomar una decisión y luchar por ser policía antes de que mi edad sea un obstáculo”, señaló el joven.
Solo se aceptan cadetes hasta los 25 años, y por esta razón apuró su inscripción al Colegio de Policía de su ciudad.
Desde que entró como aspirante, pasaron muchas cosas difíciles y felices para él, como la llegada de su hijo. Hoy, a dos años de haberse “pelado la cabeza” y a sus 27 años, esta a punto de vestir el uniforme policial. “Nuestro egreso creo es en noviembre, ya falta poco”, dijo ansioso.
Se sorprendieron
Lisandro dijo que, hace unos días, dos policías de la comisaría 1ra. de San Ignacio, que lo conocían, pasaron por su puesto de ventas. “Estaba ofreciendo mis cosas en short, remera y zapatilla y me dijeron ‘Bingo, ejú’ (vení), me acerqué y me miraron sorprendidos”, recordó.
“Me compraron cartones, me pidieron hacer una selfie conmigo y se fueron”, contó.
Después, regresaron para tomarse otra foto y la compartieron en la página de Facebook de la Dirección de Policía, lo que llevó a que sus superiores y compañeros le felicitaran.
EJEMPLO
Expresó su deseo de que su actitud de responsabilidad, el esfuerzo y la superación sirvan a sus hijos como ejemplo, para estudiar y luchar por la profesión que les gusta.