El sábado 15 de febrero, un día después de San Valentín, Juan Venialgo alquiló su quinta a una familia, en Itapuami, Luque.
Al día siguiente, cuando el dueño fue a preparar su propiedad, para alquilar a otros clientes, se encontró con una desagradable sorpresa.
El lugar estaba patas arriba, como si un huracán hubiera pasado por el lugar; por esa razón, Juan escrachó a la familia a través de las redes sociales.
“Desaparecieron muchas cosas: la pelota de fútbol y vóley, rompieron todo lo que está en la foto: vaso, repasador, escoba, jugaban en el patio y así mismo se tiraban en la piscina, ni entrar primero a la ducha”, se quejó el propietario del establecimiento en un Clasiescraches de Facebook.
A modo de compensar el daño y llegar a un acuerdo amistoso, Juan se contactó con uno de los integrantes de la familia para decirle que serán multados y que por esa razón debían pagar G. 500.000, pero no obtuvo respuestas.
"¿Vos decís que así se baña mi cliente para mañana? Cuatro veces se puede usar la piscina en la semana y ustedes en un día hicieron un desastre”, le reprochó en WhatsApp.
Además, Juan le explicó que solo cambiar el agua le saldría G. 250.000; sin embargo, se comió un vistazo.
El joven compartió una serie de fotografías evidenciando el mal estado en que le entregaron el lugar y a modo de advertencia para que otros emprendedores del rubro sean más cautelosos al alquilar sus instalaciones.