Cuando Verónica Adorno (39) regresó a casa, notó que algo raro estaba pasando.
La empleada de la familia, una abuela de 68 años, estaba inquieta y asustada, porque al parecer no esperaba que su patrona llegara tan temprano.
Verónica subió al segundo piso y notó que el roperito donde guarda su dinero se había roto. Ahí comenzó a sospechar de la doña, quien terminó contando que se quedó con unos fajos G. 11.260.000, que tenía guardado en su riñonera.
Ocurrió cerca de las 11:00 del viernes último, en el barrio Mora Cué de Luque. Verónica llamó a su marido Sergio Sosa(40) y este a su vez dio aviso a los efectivos de la Comisaría 28°, quienes aprehendieron a Lidia Olimpia Vázquez.
La pareja es propietaria de una distribuidora, lugar donde pasan la mayoría del tiempo, mientras que Lidia se encargaba de las tareas del local y el cuidado de sus hijos, desde hace tres años.
“Nosotros le teníamos como nuestra mamá en casa, no era considerada una empleada doméstica”, señaló Verónica,
La patrona contó que faltaba dinero, pero esa mañana confirmaron sus sospechas. “Ella en ningún momento negó y nos confesó que tenía aparte de lo que encontramos en su riñonera, nos dijo que tenía más plata en su casa”, añadió.
La policía fue hasta la vivienda de Lidia y recuperó G. 128.223.000 más.
No sería la primera vez, dicen
En total se recuperaron G. 139.483.000 del poder de la empleada.
Una vez en su vivienda, el marido de Lidia recibió a los efectivos y aparentemente no estaba al tanto de la situación. El hombre incluso lloró y cuestionó a su esposa, quien no le dio explicaciones.
El fiscal del caso, Jorge Escobar, manifestó a EXTRA que aparentemente no es la primera vez que la doña se queda con el dinero ajeno.
El marido de Lidia no trabaja, pero se pudo comprobar que hay una construcción nueva en la vivienda familiar.
En el terreno también cuentan con una piscina y se compraron vehículo nuevo.
A través de un arqueo podrán confirmar cuánta cantidad de dinero se extrajo.
Prisión
El fiscal Jorge Escobar decidió imputar a la mujer y pidió su prisión; sin embargo, queda en manos del juzgado darle o no arresto domiciliario.
Lidia Vázquez se abstuvo de declarar.
“La ley me faculta todavía a mí de pedir prisión, porque a partir de los 70 o alguna enfermedad o periodo de lactancia se puede pedir el arresto. Siento mucho, es una señora de la tercera edad, pero no está enferma, no está renga, es una señora súper sana y fuerte”, dijo.
“Cuando ella lavaba nuestros pantalones nos devolvía la plata que encontraba en los bolsillos, jamás desconfiamos de ella, era nuestra mano derecha”, dijo Verónica Adorno